viernes, 20 de abril de 2012

Dios y su economía de recursos

Betiana Tkaczyk
20 de abril de 2012



Vení, ¡sí vos!, ¿acaso ves a alguien más?


Te doy un poquito de horizonte, es una línea, no te asustes, estirémosla bien, que quede lista, y así yo parto.

Te dejo un encargo, tenela fuerte, que no se escape, saltale encima, tirale abono, que vengan uno o varios amoresponele tu casa, jugá a las cartas, plantale un árbol, un hijo, una obra, lo que vos puedas, pero algo. Hacé una fiesta si estás cansado, pero no invites gente que pueda debilitarla en dos. Pues no te miento, la línea es corta, chiquitita, y debe aguantar tanto… 
Especialísimo recado, no se te ocurra dejarla sola, podría perderse en el blanco, una tragedia que no quiero pensar

Así que bueno, me voy yendo, te recuerdo, tenela fuerte, que no se escape, ¡y ojito con lo que hacés!, porque apenitas vuelvo en un rato con otra gente para estirarla, y volver a empezar todo; eso claro, después de esperar que pongas tu punto detrás del último de mi línea, justito antes de que partas para siempre.


No me mires así... esto no es una estafa... es que ya sabés, son muchos los impacientes y cortito el asunto. Nada es gratis en la vida, ¿acaso qué pensabas?, ¿cómo puedo aguantar un crecimiento rápido y exponencial sin aportes? Lo hago por los que vienen, vos lo sabés.

Te beso, me las pico, y nos estamos viendo.



2 comentarios: