viernes, 7 de diciembre de 2012

¡Oda a la aldea global!

Betiana Tkaczyk
7 de diciembre de 2012

Si te queda una sonrisa,
después de tanto ajustarte el moño,
tirásela al viento,
antes que dársela al retoño,
pero no escribas
no escribas
no escribas ninguna canción
porque todo lo que digas
será putrefacción.
Que no te dé por pintar tondos
o por decir lo miserable,
porque eso ya está dicho
en cada rincón del aire.
Y si te queda alguna duda,
a quién decirle todo esto,
hacelo en tu aldea reducto
que seguro practica un culto,
y por eso estás ahí.
Si aún así,
estás aburrido como un hongo,
y te da por llevarles la contra
y ellos no se divierten
porque todavía les queda resto,
para ponerse el moño en la frente,
siempre tenes la opción:
de eliminarte el día que lo dispongas,
y al otro día,
ser el/la que más razón tenía
de toda la conga.
Nunca olvides que cualquier cruzada es estúpida
en el mundo globalizado,
porque cualquiera
puede ser un tarado/a,
y encima estar,
por su voluntad,
de tu lado.
Así que en esta aldea global,
no reconozco a nadie con mis ojos,
y eso me alegra
porque escupo involuntariamente
a todo aquel que me sigue
por cortesía valiente.

El mundo está distinto
de eso no hay dudas
está perdiendo la ironía,
sobrevive la autarquía,
y todo a contrapelo de lo que implica,
este sistema simbólico que usamos,
esta aldea comunicante,
que está,
cada vez,
más delirante.
Y si estás asqueado/a
de ver tanto pichón/a confundido/a,
que se te dobla la mandíbula
en cada orilla del río
y...:
hay millones de usuarios,
y si no querés pagar el diezmo
escuchando refritos siniestros
siempre tenés la opción
de mantenerte callado/a
o hacer en tu blog: un impacto.
Por su puesto deberás saber,
que si decidís elegir esa opción,
y te preocupa tu ámbito social,
siempre habrá alguien que ante esto,
sienta mucho miedo por vos,
y necesite impartirte lecciones de cordura,
y en el peor de los casos,
cuando el miedo sea profundo,
excluírte del mundo,
por las dudas.
(WhAt???!!!##)
Habrá otros que también,
lo resolverán adecuadamente,
dándote la sonrisa correspondiente.

También es cierto
que quién podría ser el prócer,
en época de tanto divertimento,
con tanto bruto suelto
en la que tirás un pedo al viento,
lo repostea un amigo/a de Frankfurt
lo comenta, al revés, un bengalí en Fray Bentos
y te lo compra,
sin entenderlo,
un mahorí en San Telmo.

La catapulta de conclusiones llegó cargada,
después de tantos años de pensamiento:
para que alguien sea un prócer consumado,
de esos que dejan sin respiración,
debería haber nacido embalsamado,
nunca haber dicho una palabra,
y estar seco como un muerto.
Como no conozco a nadie con estas características,
intuyo que mis versos son realistas.
Y no te vayas a llenar la boca
de que a vos no te pasa esto,
porque sos justo el que piensa bien
y está muy informado,
porque entonces sí,
decididamente,
sos un forro y amante de la ley,
por tarado.
También quiero decirte,
a vos que te decis anarquista
y apoyaste la autarquía
sin siquiera un malestar en tu cuerpo,
que en realidad sos peronista
o tal vez comunista,
y que dejes de usar la camiseta
porque te doy una patada en los huevos/ las tetas.
Y por las dudas que pienses que soy gorila,
chupa la de tu tía,
porque si sos ignorante,
y no querés aprender,
no es culpa del delirante
y de sus años de idiotez.

¡Oda a la vida!
pues somos de la época visagra,
y aún nos quedan muchas mañas.

Igualmente,
gracias a todos por estar,
porque no sé que sería de mí con ustedes
si no estuvieran ustedes.
(un besito)

sábado, 20 de octubre de 2012

Pagadios

Betiana Tkaczyk
octubre de 2012


Ahora soy cómplice,
pero ojo,
hasta el mes pasado no lo era.
Quería ser bebé
algo parecido a la muerte que recién empieza en la vida.
Sin conciencia del límite de tiempo
del límite de espacio
del límite de ideas
del límite de palabras.
Algo parecido a la eternidad sin poder imaginarla.
Algo parecido a dios sin creer en dios.

Y se cierra la noche en el sueño.
Y fum. Adentro.
Auto-eliminación temporal,
lo llamo.

¿Algo parecido a la libertad?
Puede ser.

Probemos a ver que onda,
mirá,
ahora estoy escribiendo estas líneas,
soy libre de ensueño
mientras elimino mi yo temporalmente
para qué
para dar algo más que mí a secas
entonces escribo:
El amor después de la muerte del amor
¿te das cuenta?
Ahí tenés una idea (y ni yo la comparto).
Podría haber sido,
pero en vez de esa,
fue que deseaba ser bebé.

Y si la lucidez me acompaña
firmo mi texto
mientras guiño el ojo y digo:
"Hola,
juguemos a que me hago eterna
que soy dios."
Me dura un instante la certeza
y está fuera de peligro el sueño.
Y al ratito me olvido
porque sé que la muerte es la única certeza
entonces hago otra cosa
cualquier cosa
cosas de todos los días
como cepillarme los dientes
ir a trabajar
tomar agua
o escuchar una canción.
Pero ese día no.

¡Esto es un asalto!, gritó la vida entonces.
Me quedé sin voz física.
Parálisis temporales en el cuerpo.
Vino el médico.
Me recetó 72 hs de silencio
y yo me reí.
¿Qué otra cosa puedo hacer?
No le puedo explicar que ahora soy bebé
que por eso estoy muda
que es probable que pronto sea nada
perdiendo poco a poco todas las facultades
en un viaje de vuelta
que empecé el día que,
nomás,
se me ocurrió la idea
y no la escribí.

Entonces le anoto al doc en mi laptop:
"Si hubiera acertado, ido más lejos con el sueño, me estarías recetado silencio tallado en una lápida.
Por suerte soy de cultura onírica tardía y, por lo tanto, algo imprecisa."

Él piensa un rato
y me da dos días más de reposo.
Lo sé, no entendió nada
puedo verlo en su rostro pragmático.
Entonces dice que tengo estrés.
Bien ahí, doc (no se lo digo)
siempre me dan gracia los que apalabran cosas que no sean la muerte
entre hálitos de alguna purpurina certeza.
Bien ahí por tus enfermedades sin nombre
tus ganchos con sellito
tus recetas de mago
y la soberbia de tu especie que tanta falta nos hace.
(No se lo digo,
soy un bebé equivocado -supuestamente-
además no tengo batería en la laptop
la pantalla se apagó
y tiré todos los papeles y biromes la noche anterior)
Saludo muda y educada.
Se va el doctor.

¡Esto es un asalto!,
vuelve a repetir la vida
con pudor en sus mejillas
el corazón palpitando a simple vista
apuntándome con un tramontina sin filo
haciéndose la que no le gusta que se mofen de ella
y por si no la escuché
y por si no le creí
con los ojos inyectados de lágrimas
vuelve a repetir
¡Esto es un asalto!

Tranquila,
le digo,
generalmente me dejo robar con total aceptación.
¿Acaso no le llaman a eso haber perdido el sueño?
¿Acaso no le llaman a eso estar adaptado?
Y le explico:
todo lo que tengo es tuyo,
todo lo que no tengo es tuyo,
y no me refiero a lo material, ¿sabés?
todo lo que quieras tomalo
pero no me asaltes
por una sola razón
no es necesario.
Y bajá ese tramontina sin filo
que me voy a reir con carcajadas mudas
y eso es demasiado gracioso para un poema como este.

La vida bajó el cuchillo sin decir nada.
Nos fuimos a comer un sánguche de milanesa
y nos tomamos una birra
en un bar cualunque de cualquier barrio.
Anotamos nuestro pedido en la servilleta.
Y nos juramos cómplices en los próximos delitos,
la vida y yo.
Luego hicimos nuestro primer trabajo
este pequeño Pagadios.
Ahora,
por suerte,
somos prófugas del blog.

sábado, 13 de octubre de 2012

Alergia

Betiana Tkaczyk
13 de octubre de 2012



Por la mañana salió de su casa, rumbo al trabajo, como siempre. Se paró ante el tilo enfrentado a la puerta del edificio. Pensó que hacía tiempo que este árbol no le daba alergia. Que no sería ese el motivo de su mudanza. Que cuál sería el motivo entonces. Por la tarde el tilo murió. Pero una cosa y otra no tuvieron nada que ver. Ella vive en un mundo racional. No es novedad.
Pasó el tiempo. Los vecinos no se dieron cuenta que el tilo estaba muerto, pues ninguno había sufrido de alergia en su vida. Ninguno se había dado cuenta que el árbol, algún día, fue plantado. Tampoco festejaron la sombra que daba la copa en verano. Dicen que viven como sea en el mismo lugar. Que pueden soportarlo. A ella le parecen extraños. No se los dice, ojo. Ante todo la sonrisa. Ella vive en un mundo racional. No es novedad.
La municipalidad nunca fue a sacar el árbol a pesar de los reclamos, de la figuración exagerada que ella les daba de lo que significa un árbol muerto. El tilo lo había puesto un vecino en la clandestinidad y sin declararlo legalmente, y entonces el árbol no estaba. El tilo no existe. No está registrado, no está. Aunque esté. Ella lo entendió, aunque no lo comparta. Vive en un mundo racional. No es novedad.
Alguien que no duró mucho en el barrio había plantado el tilo. Ella lo había visto cuando lo estaba plantando. Por entonces no supo que los tilos le daban alergia. Él tampoco. Ella lo descubrió mientras le daba la afección. Muchas veces ella salió a trabajar con la nariz chorreando agua. Gastó fortunas en pañuelos para lágrimas y mocos. Había días que sus ojos estaban tan nublados que no podían ver ni su nariz. Pensó varias veces para qué vivo acá. Pero lo soportó. Lo aguantó. Es fuerte. Un día cualquiera se dio cuenta que se le pasó. Ese día el árbol murió. Nadie se dio cuenta que el árbol estaba muerto. Nadie lo quitó. Ella vive en un mundo racional. No es novedad.
Tiempo después se mudó. No se puede vivir entre árboles muertos. Mientras entraba a su nueva casa, encontró a quien había plantado el árbol. Esta vez él sacaba la basura. 
¿Qué hacés acá?, dijo ella. 
Soy alérgico a los tilos, respondió. 
Ya podes volver a tu barrio. El árbol murió.
¿Y qué hago con la basura?
Ella nunca respondió.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Nueve palomas y una distracción

Betiana Tkaczyk
23 de septiembre de 2012
Ana arroja a las palomas un puñadito de maíz abriendo torpe su mano. Lo hace simple, sin vueltas, como le ha explicado su papá, aún sin saber porqué lo hace, ni para qué lo hace, sólo intentando. Las palomas no resisten la tentación de alimentarse y se acercan rápido, feroces, nueve aves revoloteando a centímetros de su cabeza, de sus manos, de su paquetito de granos. Ella se sorprende, se alegra, lloriquea, se vuelve a sorprender con cada movimiento, y así descubre cuánto esto le gusta.
Frente a ella, Mario, un hombre calvo y mayor, arroja a las palomas un puñadito de maíz abriendo torpe su mano. Lo hace simple, sin vueltas, como lo ha hecho en su infancia, porque las palomas no resisten la tentación de alimentarse, lo sabe, lo ha experimentado, el tiempo está previsto en todo antes que todo. Él disfruta mientras conoce lo que espera, e igualmente se sorprende, se asusta, se emociona, se vuelve a sorprender con cada movimiento de las nueve palomas, confirmando una vez más cuánto esto le gusta.
Una y otro desparraman, torpe, los granos. Pequeñas ilusiones por el piso, devoradas por palomas, que comen, como Mario, como Ana, como el resto de los que están en el parque. Las aves giran con las ráfagas, van y vienen, contra el sol que no quema, contra el agua que no ahoga, que no reseca las alas, es primavera. El ambiente huele a pasto, a flores, a agitación de púberes, adolescentes, jóvenes, todos en plena gimnasia de ruedas, variando las velocidades, experimentando el sudor, las hormonas, la completa certeza de haberse olvidado, para siempre, de las bolsitas de maíz.
Ana y Mario se espejan, una y otro, manteniendo el recipiente en sus manos. Ana aprende. Mario sabe que no hay ruedas que puedan hacer olvidar las bolsitas de maíz. Una y otro se espejan en sus sonrisas. Una y otro en sus sorpresas. Una y otro en la distancia que los separa de las palomas por las cuales no se alcanzan a ver. No han ido juntos al parque, no han ido solos al parque.
El padre de ella y la hija de él los contemplan, sentados en el mismo banco, a proporcional distancia inversa. Eventualmente, se centran en los movimientos de las palomas, que reconocen haber visto en su infancia. Cada uno recuerda cuántas veces las espantó en bicicleta. No están seguros de estar seguros, pero, de tanto en tanto, se miran, se observan. Ella siente que está a punto de hablarle, pero no lo hace. Él siente que está a punto de ofrecerle un mate, pero no lo hace.
Pasan dos bicicletas rodando furiosamente enamoradas. Espantan con su paso, abruptamente, a las nueve palomas. Ana y Mario, enfrentados, encuentran sus miradas por primera vez. Se reconocen las bolsitas de maíz en sus manos. Se confirman con un movimiento, esta vez, voluntariamente espejado. Hermoso, dicen al unísono, el padre de ella y la hija de él, y se olvidan de todo, por un rato, detenidos en la fresca conversación, de una y otro, de Ana y Mario, y de las palomas que vuelan tan rápido en la vida.

lunes, 27 de agosto de 2012

Modos cínicos - II

Betiana Tkaczyk
27 de agosto de 2012

Ser niña e ir al mismo jardín de infantes donde se conocieron tus padres en el prescolar. Nunca conocer a la hija de la maestra que, según ella, tiene tu edad. Hacer la vida de cualquier modo mientras tu padre te banca. Escaparte a otro país con un punk. Hacer la vida de cualquier modo otra vez. Volver a los treinta y cinco años de tu extenso viaje sin un mango. No tener trabajo ni profesión. Enseñar idioma en el jardín donde se conocieron tus padres. Ir, como colega, a la fiesta de jubilación de tu maestra. Enterarte que el punk, ahora, es yerno de ella, y un exitoso empresario de la cultura. Enterarte, ahora, que tu maestra fue amante de tu padre, bajo el consentimiento de tu madre. Enterarte, ahora, que su hija es tu hermana y él nunca lo supo. Ofrecerle a tu hermana, tu padre y tu ex amor. Abrirte una cuenta en la red social. No aceptar, por las dudas, a tus compañeros del jardín de infantes. Que no sirva para nada, ni a nadie, todo esto, en adelante.

Modos cínicos - I

Betiana Tkaczyk
27 de agosto de 2012

Trabajar toda la vida, de sol a sol, hasta ahorrar el dinero suficiente para contratar al sicario más caro y eficiente del mundo. Hacerlo para que asesine a quien lo paga y contrata, pues ha guardado sus billetes para eso. Salir en los diarios, ya muerto, y que alguien debata la dudosa muerte. Que algunos estén a favor y otros en contra de los argumentos. Que luego cambien la carátula de asesinato a suicidio, una y otra vez, al encontrar la carta donde el muerto confiesa. Que la ley y la policía se manifiesten confundidas acerca del asunto, pero sin hacerlo público. Que nunca el sicario sea descubierto y encarcelado, porque se ha contratado al mejor. Que no sirva para nada, ni a nadie, todo esto, en adelante.

jueves, 16 de agosto de 2012

Fuerza Animal

Betiana Tkaczyk
16 de agosto de 2012

Atardece. Él suelta su cuarto, mientras cae la noche, abarcándolo todo entre sus paredes. Allí destruye todas las bibliotecas con sus pensamientos, todos los portales de internet con su imaginación, y hasta su propia instancia corpórea, con su irrefrenable visión. Del planeta no queda nada más que su capricho. Ha cabalgado así, a través de los tiempos, como no a podido hacerlo nadie. Recibiendo el espanto de todos los años mudos. Convirtiéndolos en certezas indescifrables, en laberintos de puertas imposibles de atravesar, entre las cuales nunca conocerás su original presencia. Y se alimenta... se alimenta, cada día, de la tierra y de cada uno de sus seres; para cerrar de un golpe, una nueva puerta, en cada una de tus noches. Ha creado el sol para darte existencia, y ahí vives, humano, esperando su llegada, cualquier día, cuando estúpidamente parezcas muerto, de una muerte tonta y coloquial. Allí se hará corpóreo por única vez, y te prenderá brutalmente la luz de todos los tiempos juntos. Quedarás frito, ciego, convertido en prisionero de su única y tu última imagen.

martes, 14 de agosto de 2012

Deseo Animal

Betiana Tkaczyk
14 de agosto 2012

Luna redonda. Forcejea la puerta. Patea tres veces con sus bolsegos, imprimiendo la suela en barro. Aullidos en su cuerpo. Ahogada, desgarra su vestido. Apedrea la ventana. Los vidrios antidisturbio resisten, protegiendo el refugio vacío. Desgarra apenas la madera del marco con las uñas. Las llamas consumen, alrededor, lo queda del bosque. Corren pasos desde el interior hacia sus tímpanos. Ella gira en alerta, y se corta el antebrazo con el filo de sus dientes imprevistos. Grita el dolor de parto sin niño. Destruye brutalmente el depósito de cartas. Se tira al suelo y corre, loba de fuego, entre la humareda de árboles muertos. El refugio se incendia. Los vidrios impolutos reflejan la luna blanca. Eco de aullido.

domingo, 12 de agosto de 2012

Soberbia Animal

Betiana Tkaczyk
12 de agosto de 2012

Camina entre los árboles la noche oscura. Corre desaforadamente el animal haciendo crujir los pastos. Su invierno está desnudo entre sus garras. Sus dientes afilados, expertos. El pelo, espanto de mugre seca, no responde al viento. Pisa el firmamento de un salto. Ruge estropeando la tierra con su caída. Sus ojos rojos, marmolados de fuego, se clavan en tus retinas. Y vos tan dúctil esperando el fin.

sábado, 28 de julio de 2012

Escribo

Betiana Tkaczyk
28 de julio de 2012

Escribo con los cuentos contados
con las palabras difusas
con el estado ausente
del viento
del calor
de primavera.

Escribo con los cuentos contados
apenas
buscando entre los pastizales
las hojas caídas
en los límites
del tiempo.

Escribo con los cuentos contados
tantas veces
que me asusto
muero
revivo
y me vuelvo a asustar
de los cuentos contados.

Escribo.

lunes, 23 de julio de 2012

Landa perpetua

Betiana Tkaczyk
23 de julio de 2012


He vuelto a hablar
de los pájaros negros
de las fuentes no ligadas.
Pesares,
me voy de aquí
pues no me aqueja ninguna duda
no estoy en contra de nada
no acuso mil personalidades
no me duele un amor
no deseo una destreza
ni una riqueza.

Tan sólo soy la ausencia
la no palabra
el agua sin cristales
de los pájaros negros
de la tierra aún fecunda.

Y ni siquiera así,
landa perpetua,
soy muda.


jueves, 19 de julio de 2012

Acolchado

Betiana Tkaczyk
19 de Julio 2012

Quería las tramas,
las luciérnagas,
los follajes contra el sol.

Quería los libros de cuentos,
los colores pregnantes,
y que la lluvia me encuentre refugiada.

Quería las canciones,
las palabras,
y nunca levantarme temprano.

Hubo un largo tiempo de traslación,
y así y todo,
sigo queriendo las mismas cosas,
mientras tejo,
las tramas,
los colores,
el deseo de nunca levantarme temprano,
el sol a través del follaje,
y mi acolchado.

viernes, 13 de julio de 2012

Fieles


Adelaida creía en Dios.
Norma en el Amor.
Mirta en la tristeza.
Nicanor en los extraterrestres.
Jorge en la iluminación.
Favio en la humanidad.
Luis en el dinero.
Mario en la comunicación.
Dorio en la crueldad.
Flora en la bondad.
Nieves en sus afectos.
Pancho en su próxima vida.
Dora en los salvajes.

Cada uno estaba seguro de ser él o ella quien podía dar cuenta con sus hechos, sus creencias. Pero bastó que aparezcan pruebas de haberse comportado en sentido contrario, para que cada uno de ellos, reaccionara:

Adelaida se flageló de culpas.
Norma negó las pruebas.
Mirta se suicidó.
Nicanor se volvió loco.
Jorge se iluminó.
Favio mató.
Luis se rió.
Mario dio vueltas el discurso sin aceptar ni negar la demostración.
Dorio se sintió humano.
Flora mintió.
Nieves lloró.
Pancho se disculpó y siguió comportándose igual.
A Dora no le importó.

Así fue como cada uno demostró que, a pesar de las pruebas en contra, era fiel a sus creencias.
Sin embargo ninguno de ellos había sido verdadero, y todos fueron realistas.









sábado, 7 de julio de 2012

No veo la hora que todo termine

No veo la hora que todo termine, y no hablo de la muerte.
No veo la hora que todo termine, y no hablo de religión.
No veo la hora que todo termine, y no hablo de política.
No veo la hora que todo termine, y no hablo de poesía.
No veo la hora que todo termine, y no hablo de trabajo.
No veo la hora que todo termine, y no hablo de amor.
Simplemente no veo la hora que todo termine.
Porque empieza, si y sólo sí, todo termina.
Porque ronca nuestro tiempo envuelto en el tiempo.
Porque la conducta es cíclica.
Porque ciclo es mito.
Porque estamos vivos, a pesar de girar.
Porque girando no hay sorpresas.
No veo la hora que todo termine.

viernes, 29 de junio de 2012

Espejos

Betiana Tkaczyk
29 de junio 2012

Me extrañaban cada uno de sus rostros. Sus pupilas permanentemente dilatadas. Sus juegos tan predecibles. Sus cantos tan faltos de colores propios. Así fui yendo, de uno en uno, en sus entrañas. No podía ser tan obvio todo. Y sin embargo, viajándolos, no había más que eso. Sólo entrañas mojadas como las de cualquiera. Sólo olor ácido como el de cualquiera. Vivir cada vida y la de otros era para ellos un pequeño insulto. Un desafío a la conciencia innecesario. Orgullo es saberse entrañado en un solo cuerpo pasajero, dicen. Orgullo es estar fuera: en un libro, en una obra, en una película, en un tema, en un acto bien clarito, en algo que no te comprometa sobre todo, nisiquiera, con vos mismo. Orgullo es eso, estar ausente de todos tus posibles, caminar rápido, ser útil, serpentear ante toda pregunta posible el veneno de la falta de duda de estar vivo.Y este libro, el de las vidas que te sobran por vivir, mientras vas seguro, ¿dónde pensás dejarlo? ¿en manos de quién? Porque igualmente te estarán siguiendo todos tus posibles evitados. Puedo ver cada uno de ellos posados a sus lados. Puedo mostrárselos en espejos. Todos ellos, secundándolos, hambrientos. Porque si no eres un múltiple que revuelve sus propias entrañas, haciendo que tus posibles coman de tus propias vísceras, tus múltiples posibles se convierán en tus asesinos rentados. Revolverán las tripas de todos los que tengan a su paso sin discriminar, y pagarás bien caras, fuera del público, las cuentas. Estarás hambriento por la falta de ingesta, te sentirás orgulloso a pesar del hambre, pues el deseo de ocultarte se habrá consumado. Te habrás convertido solemne en mercancía. Habrá muchos iguales a tí, no te preocupes, te sentirás acompañado. Despedazarás tu cuerpo buscando señales de aprobación. ¿Y qué valor tiene la aceptación de los iguales? ¿podrás responder por ello cuando todo termine? 
Si eres de los que devora a otros, no te importará. 
Si eres de los que se devoran a sí mismos, tampoco te importará. 
Sin embargo, ahí afuera, nadie se salva de ser devorado, ya sea por sí mismo, por sus posibles evitados, o por las mismísimas bestias cuando llega el final.
La gran performance vital arruinó tu carne, mi carne, nuestra carne, la carne de toda nuestra especie. 
La gran fatalidad primaria no tiene vuelta atrás.

sábado, 23 de junio de 2012

Fundamentos maestros

Tony Stark
Junio de 2012


-Yo creería en Dios si fuera divertido, del mismo modo que, aunque sé que es un libro, me gusta creer que la isla de "La isla misteriosa" de Julio Verne, existe de verdad. Es más, me fui a buscar el globo terraqueo y la busqué, pero no está. Igualmente no le creo al globo terráqueo.-




lunes, 28 de mayo de 2012

el gran robo

Betiana Tkaczyk


28 de mayo de 2012

9:30 am
Enciendo un pucho con la ventana baja, le doy una seca mientras me enojo con la radio.
-¿Te limpio el vidrio?-
-No, gracias.-
-¿Me das un pucho?-
Busco en la guantera, le doy uno.
-De algo hay que morir.- dice él. Bolsiquea.
-¿Querés fuego?-
Mientras chispea el encendedor, apoyado en mi ventana, balbuceando el pucho, relata -Con Menem comía de la basura, con De la Rúa comía de la basura, ahora también como de la basura. Por mí ya fué, yo no voto más, ¿para qué? ¿me entendés?- él logra encenderlo, yo asiento con la cabeza, todavía tratando de entender de qué va la conversación -Igualmente no puedo ir ni que quiera...- se ríe pícaro, como ocultando algo.
Me río abiertamente -No te preocupés, no te vas a perder de nada-
Vuelve a reir más fuerte, se calla, hace un pequeño silencio, mientras le da una seca fuerte al pucho -De algo hay que morir...- dice por segunda vez.
-Así es...- digo mirando, también, al aire, mientras le doy una seca al mío, sintiendo, en algún punto, algo de culpa.
Haciéndose el enojado me mira -Ey flaca- y se toca la remera suelta, a la altura del cinturón, que estaba vacía a simple vista -a vos antes te pueden sacar el auto...- haciendo el gesto de quien palpa su arma -pero a mí...-
Nos miramos los dos con una mezcla de terror y ternura.
Agarro el atado de la guantera y se lo doy.
-De algo hay que morir...- me vuelve a repetir sonriente, agarra el paquete y mira el suelo.
-Lo mismo digo, flaco, ¡que tengas un buen día!-
Me saluda con un gesto callejero y se retira.
-No te los fumes todos juntos- le grito por la ventana.
Da vuelta la cabeza y, muy seguro, me dice -Lo mismo te digo-
Los dos nos reímos verdaderamente con ganas. Él casi sin dientes, yo casi sin puchos. El tráfico avanza. Le doy las últimas secas al mío. Lo tiro por la ventana y pienso: "de algo hay que morir".
9:55 am me bajo a comprar puchos.
10:05 am llego un toque tarde al trabajo, pero no puedo dejar de pensar, lo que no es urgente que espere.








jueves, 24 de mayo de 2012

ambiciones

Betiana Tkaczyk
24 de mayo de 2012
Pasaría los días entre palabras, porque todo lo que ellas no puedan descifrar, es justo lo que me queda por vivir.

martes, 22 de mayo de 2012

viernes, 18 de mayo de 2012

lunes, 14 de mayo de 2012

samurai

Betiana Tkaczyk
15 de mayo de 2012


La inteligencia de unos ayuda a otros a bajar del orden cosmogónico.
La humanidad de unos ayuda a otros a pisar la tierra firme.
El tránsito de unos a otros es siempre confuso.
Las elecciones del camino, siempre propias.
El resultado no importa, si la intención es tu camino verdadero, y no el fin.
Hay algo samurai en mí esta mañana.

jueves, 10 de mayo de 2012

intuición

Betiana Tkaczyk
10 de mayo 2012

Las palabras siguen estando ahí,
sólo se han ido de viaje sus significados.
Vuelve esa,
la repito dulce
te la regalo al oído:
Intuición.

lunes, 7 de mayo de 2012

Dios y su sexualidad

Betiana Tkaczyk
07 de mayo de 2012

(Escuchamos)
-La ironía es a la realidad, lo que la crudeza es a la realidad, lo que la ley es a la norma, lo que la norma era del pueblo, ¿dónde?-
-Llegamos, ¿no ves?. Callate.-
-¿Qué?-
-Hedonismo, ¿no ves?, ¿no ves que llegamos? Callate.-
-Y ¿todos?-
-Silencio. Se hizo un silencio que ni te digo.-
-Sostengo, la ironía del culo es la norma, la del cuerpo que se comprende culo, sin ser parte de un cuerpo todo, y entonces, dignidad y su falta, en términos de culo. Lo más simple. ¿No podés entender?-
-El resto, chiquilla, cállate. ¿No ves que llegamos? No levantes la voz. El cuerpo, su quehacer, la realidad. Está todo ahí presente. Miralo. Es un acuerdo. Negocios. Formas del culo, ¿sabés?, del culo sin más. ¿Qué es tan problemático de entender?-
-No sé. Algo.-
-¿Quién sabe, entonces? Lo que te digo. Callate de una vez.-
-Nadie o Dios o el Diablo lo saben. Seguramente ningún humano.-
-La humanidad a Nadie le conviene, pero a Dios también, eh!. A él le gustan mucho los culos. Igual que al Diablo. Están todos de acuerdo en eso. Sólo tienes que elegir. Eso es todo. Un lugar para apuntar el culo. Elegir. Ya te lo dije mil veces, me estoy cansando.-
-La lírica, elijo.-
-Poeta, son todas putas e histéricas, la lírica es lo único que terminará haciéndote daño.-
-¿Y Kafka?-
-Chiflado.-
-¿Y Pessoa?-
-Chiflado.-
-¿Jodorowsky?-
-Chiflado.-
-Es que no creo en Freud. Es el primero en hacer anclaje en el culo.-
-Lenguaje roto como el culo, ¿acaso eso te dice algo? No lo puedes evitar, muchacha. Elije de una vez.-
-Al menos ahora mi cuerpo tiene dos partes. La lírica y el culo. Estoy más cerca de la verdad que muchos otros.-
-Fijáte si estás. No vaya a ser cosa que termines siendo Nadie.-
-Ni siquiera, sabelotodo, ni siquiera llegaré a eso.-
-¡Idiota y puta!-
-¡Moralista y ambicioso!-
-Traidora.-
-Chupa pija de Dios y el Diablo.-
-No seas grosera.-
-No seas obtuso.-
-¡No voy a discutir con alguien que no sabe quién es!-
-¡No voy a discutir con alguien que sabe quién es!-
(Ruido de portazo, no se sabe de quién, pues sólo escuchábamos)

lunes, 23 de abril de 2012

Dios y su nueva política de ocupación territorial


(Se recomienda leer primero: "Dios y su economía de recursos")

Betiana Tkaczyk
23 de abril del 2012

El hombre se sentó en el pedacito de horizonte que Dios le había encomendado. Sus patitas quedaron colgando. Miró hacia abajo, no había nada, solo blanco. Se rascó la barbilla crecida. Repiqueteó con los dedos sobre la línea. Decidió olvidarse de la administración del horizonte sugerida por Dios. 
Voy a hacer lo que se me antoje, pensó.
Giró su cabeza a un costado y al otro, mirando que nadie lo haya visto tomar semejante decisión. Ahí se dio cuenta que alrededor no había nada ni nadie.
¿Y el resto?, se preguntó.
Vivió el tiempo donde dudó haber inventado aquella primera conversación con Dios. Hubo silencio por tres años.
-¡Esto es un embole!- gritó.
Viento, viento, viento.
Volaron la mitad de sus pelos. El hombre, asustado, se paró. Caminó de una punta a la otra de la línea, y cuando llegó al final, volvió. Para entonces tenía noventa años.
-Lo dije al principio, ¡esto es una estafa!- susurró con su vozarrón.
Silencio. Silencio. Silencio. 
Y empezó a preguntarse, ya más cansado y sigiloso -¿Para qué vine yo a la línea, entonces?, ¿para qué vine yo a la línea, entonces?-

Mientras, los impacientes, en otro espacio desconocido, trataban de seducir a Dios con variados y desprejuiciados esfuerzos. Nadie logró hacer que Dios los cargara hasta su línea, y les mostrara el fin de ese hombre. Algunos impacientes denunciaron a Dios por coquetear con ellos, sin darles lo que él les prometía. Pero al Todopoderoso lo tenían todos cansado, y simplemente se movía sigiloso. 
El hombre sobre la línea, sin embargo, nunca llegó en su vida a sentir que había sido creado a imagen y semejanza de él, por eso siguió haciéndose, cansado y sigilosamente, la misma pregunta mal formulada. También por eso, se encuentra hoy, desconociendo la verdadera respuesta, y aún sobre la misma línea.

domingo, 22 de abril de 2012

Álvaro de Campos (Fernando Pessoa)

1923

Finalmente, la mejor manera de viajar es sentir,
sentir todo de todas las maneras,
sentir todo excesivamente,
porque todas las cosas son, en verdad, excesivas
y toda la realidad un exceso, una violencia
una alucinación extraordinariamente nítida,
que vivimos todos en común en la furia de las almas,
el centro para donde tienden las extrañas fuerzas centrífugas
que son las psiquis humanas en acuerdo con los sentidos.

Cuanto más yo sienta, cuanto más yo sienta como varias personas,
cuanta más personalidad yo tenga,
cuanto más intensamente, estridentemente las tenga,
cuanto más simultáneamente sienta con todas ellas,
cuanto más unificadamente diverso, dispersamente atento,
esté, sienta, viva, sea,
más poseeré la existencia total del universo,
más completo seré para el espacio entero de afuera,
más análogo seré a Dios, sea él quién fuera,
porque, sea él quien fuera, con certeza que es Todo,
y fuera de él existe sólo él, y Todo para él es poco.

viernes, 20 de abril de 2012

Dios y su economía de recursos

Betiana Tkaczyk
20 de abril de 2012



Vení, ¡sí vos!, ¿acaso ves a alguien más?


Te doy un poquito de horizonte, es una línea, no te asustes, estirémosla bien, que quede lista, y así yo parto.

Te dejo un encargo, tenela fuerte, que no se escape, saltale encima, tirale abono, que vengan uno o varios amoresponele tu casa, jugá a las cartas, plantale un árbol, un hijo, una obra, lo que vos puedas, pero algo. Hacé una fiesta si estás cansado, pero no invites gente que pueda debilitarla en dos. Pues no te miento, la línea es corta, chiquitita, y debe aguantar tanto… 
Especialísimo recado, no se te ocurra dejarla sola, podría perderse en el blanco, una tragedia que no quiero pensar

Así que bueno, me voy yendo, te recuerdo, tenela fuerte, que no se escape, ¡y ojito con lo que hacés!, porque apenitas vuelvo en un rato con otra gente para estirarla, y volver a empezar todo; eso claro, después de esperar que pongas tu punto detrás del último de mi línea, justito antes de que partas para siempre.


No me mires así... esto no es una estafa... es que ya sabés, son muchos los impacientes y cortito el asunto. Nada es gratis en la vida, ¿acaso qué pensabas?, ¿cómo puedo aguantar un crecimiento rápido y exponencial sin aportes? Lo hago por los que vienen, vos lo sabés.

Te beso, me las pico, y nos estamos viendo.



lunes, 16 de abril de 2012

Impulso


Betiana Tkaczyk
15 de abril de 2012

Sonreía como espuma etérea. Su obligo estaba por reventar. Había soñado tanto, que duplicó su apuesta. Latía por dentro doblemente, al punto que su corazón no siempre la esperaba. Los meses eran cuentas progresivas de sucesos mudos. Sus labios y su nariz se ensanchaban. El líquido llegaba hasta sus pies. Un día despegó de un impulso. Y su vida, fue suya y otra vida, para siempre.

sábado, 14 de abril de 2012

El tinte


Betiana Tkaczyk
14 de Abril 2012

Amarillo el tinte atravesando los vidrios paredes. Celeste desde afuera. El mar, sonando. El techo de madera, de universo recortado, cubriendo la gran casa de objetos. Siete personas, tal vez ocho, tal vez más en otro espacio. Arriba el entrepiso, y la visión panorámica. El estado mullido de puentes sensibles. Texturas de otro tiempo, vueltas a emplear. Los más pequeños corriendo por el living. Suena el timbre, ella sale a buscar. Tres amigos se abrazan en el porche. Ella mira el horizonte, está calmo, está tieso, está noble como el audio que no tiene párpados. Sobre él, amarillo tinte, atravesando lo invisible. Y el techo, y el techo, y el techo.

sábado, 7 de abril de 2012

Amor subtropical con fuerte imaginación


Betiana Tkaczyk
7 de abril de 2012

Partió rumbo a la puerta con las sandalias descalzas,
figuró su talle en el espejo retrovisor,
amplió los detalles del brillito de su boca,
y así, arrancó.

El semáforo en rojo debajo de un árbol,
por suerte la lluvia sin color,
al instante piedritas azotando el taxi,
y las bocinas nefastas de un conductor.

Qué pensaría el tiempo si fuera visible,
señor.

Los párpados abrieron su puerta,
el brillito se le salió,
se cayeron los árboles de la cuadra,
el agua de las alcantarillas rebalsó.

El techo tenía coraje,
a la mañana salió el sol,
la casa estaba inundada,
las botas de goma en un rincón.

Qué pensaría el tiempo si viera el arcoiris,
señor.

viernes, 30 de marzo de 2012

La última palabra


Betiana Tkaczyk

30 de marzo de 2012


- Tuve una imagen. Todos, el mismo día, encontraron el silencio. ¿Porque dónde estaba nuestro ensueño siendo apropiado? Salí en su búsqueda. ¿Dónde estás silencio universal? ¿Alguien se lo preguntó alguna vez? 
- No te preguntes nada, es el cimiento de los cuerdos. No te preguntes nada, y vive, oculto, en el tiempo que te queda. Es muy importante que estés aquí. No lo olvides. 
- ¿Es muy importante? 
- Sí, muy importante. 
- No creo que tanto... 
- Cállate, muchacha. 
- ¿Pero... y todas las imágenes, las verdaderas, que duermen uno y otro día en el silencio? 
- Recuerda siempre, solo eres de carne cuando tienes la noble capacidad de la ignorancia. 
- ¿Pero... y la curiosidad? 
- Es el estilo de los locos, no está de moda. 
- ¿Y a quién le importa la moda? 
- A los de carne. 
- Es que tuve la imagen... todos, al fin, un día, estabamos profundamente despiertos en un el gran ensueño. Era hermoso.
- Pues dícelos y listo, muchacha.
- No me escuchan.
- No importa.
- ¿Entones qué importa?
- Que tu carne tenga un tiempo.
- Me aburre que mi carne tenga un tiempo. 
- ¿Y quién te dijo que estamos aquí para divertirnos?
- Mi tiempo.
- Tu carne querrás decir.
- No, mi tiempo de carne envuelto en otros tiempos de carne.
- Con eso no te puedo ayudar...
- Lo sabía.
- ...
- ...
- ¿Sabés lo que yo quiero? Quiero todas las imágenes. Alcanzarlas y traerlas a todas. Poder decirlas todas. 
- Pues..., dícelas y listo, muchacha. Dícelas y listo.
- Lo estoy haciendo.
- Entonces ya no puedo ayudarte.
- ¿Eso significa que...? ¿estás ahí...? ¿estás ahí? ...

(Pasa un tiempo de carne prudencial)

- ¿Estás ahí?...

(Pasa otro tiempo de carne prudencial, donde la muchacha escribía y escribía, tratando de alcanzar, cada vez más ambiciosamente, el silencio)

- ¡Sonamos!, soy poeta...
- Dícelos y listo, muchacha.
- ¡Volviste!
- Siempre vuelvo.
- No quiero ser poeta.
- Uno no es lo que quiere, sino lo que es.
- ¡Me cago en diez!
- No blasfemes, muchacha. Sólo dícelos y listo.
- ¡Me voy a cagar de hambre!
- Sólo dícelos y listo.
- ¡Voy a terminar muerta!
- Sólo dícelos y listo.
- ¡No estoy de moda! ¡No es divertido ser poeta!
- Sólo dícelos y listo.
- ¡Lo estoy haciendo!
- Entonces ya no puedo ayudarte.
- Quiero darte un abrazo, antes de que te vayas, porque ahora sé que eso es lo que haces, después de esta frase. Y ya no sé si vas a volver...
- ¡Entonces, hazlo!
- ¡Lo estoy haciendo!
- Entonces ya no puedo ayudarte.

(Pasa un tiempo de carne prudencial, la poeta escribe y escribe, tratando de alcanzar todas las imágenes del silencio universal. Para su sorpresa, igualmente, muere, un día cualquiera, que no esperaba, justo cuando empezó a pensar que se estaba divirtiendo; y aún así, no pudo preverlo.)